lunes, 2 de septiembre de 2013

Coches.

No tenía ganas de salir. Le apetecía quedarse en casa y echar la noche tirada en el sofá viendo alguna película. Con final feliz, para llorar. Pero Paloma había insistido y no sabía decirle que no. Bueno, saber si que sabía, pero le daba apuro. Se había portado muy bien con ella y si la chica quería salir, quien era ella para llevarla la contraria.
Y allí se encontraba ella, con un vestido terrible y unos tacones insoportables esperando en el coche a un par de amigas de Paloma. Paloma no conducía mal, pero no era lo mismo. Estaba segura que reconocería a Javier por su forma de conducir. Por su manera de sentarse, la espalda semi recta y el asiento no muy cerca del volante. Por como cogía este, acariciándolo, dando golpecitos al son del bajo. La música siempre alta. Le gusta poco frenar, tanto que siempre se tenía que agarrar en las curvas. Decía que reducir las revoluciones del motor era mejor, y que sabía lo que le pasaba a su coche tan solo con escucharlo. Si, estaba segura, le reconocería con los ojos cerrados por su manera de conducir, pero sobre todo por lo segura y cómoda que se sentía de copiloto.

Pepita Pérez.

Sólo quería que te saliese del alma.


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