viernes, 30 de agosto de 2013

Me gusta...

- Ese afán de llamar la atención.
Matilde gira la cabeza bruscamente, extrañada.
- Me has preguntado qué es lo que no me gusta de ti, ¿no? Pues eso. No me gusta nada ese afán tuyo de protagonismo.
Suspira con pesadez mientras apoya la cabeza contra la fría pared para dejarse escurrir lentamente contra el suelo.
- Lo siento - Pero lo dice tan bajito que verdaderamente duda que él haya llegado a escucharle. Aunque sí lo ha hecho.
- Pero… - sigue hablando, tras aclararse levemente la garganta. - Me gusta, por ejemplo, lo auténtica y original que eres otras veces.
Y durante un segundo - sólo uno – Matilde se permite esbozar la más amplia sonrisa que recuerda haber tenido durante meses.
- A mí no me gusta que siempre me estés riñendo. Siento como si... todo lo que hago es insuficiente para ti. Que siempre se puede hacer de otra manera, siempre mejor. En cambio, - continúa ella, imitándole - no hay nada más que me guste hacer que escucharte. Cuando me reprendes y yo me pongo a la defensiva. Y nunca te doy la razón aunque internamente sepa que estoy equivocada. O cuando hablas de cosas de la vida y citas a Marco Aurelio, a Kant y a tu profesor de filosofía. Escucharte, si... Eso me gusta mucho.
Javier siente como sus orejas comienzan a encenderse y desvía la mirada. No está acostumbrado a sus cumplidos.
- Tampoco me gusta verte triste. - sigue Matilde con los ojos cerrados y la cabeza apoyada contra la pared. - Tienes una sonrisa preciosa. Pero aún así pienso que es increíble ver como has superado todos los palos que te han dado desde pequeño. Con orgullo, con fuerza. Eres un chico maravilloso.
Javier estaba increíblemente colorado. No se lo esperaba. Pero era su turno...
- A mí no me gusta lo dictatorial que te pones cuando trabajas en grupo. Tu voluntad siempre tiene que estar por encima de la de los demás. Y lo muchísimo que te cuesta pedir perdón... Pero a pesar de todo ello, comprendo que lo haces tan sólo por el bien del equipo, porque quieres que seáis los mejores. Siempre quieres ser la mejor, destacar.
Matilde no puede evitar que una pequeña sonrisa surque su cara. Las palabras de Javier, lo quiera o no, tienen un gran efecto sobre él. Se mantiene callada.
- Ahora se supone que tú deberías decir algo que no te guste y que te guste sobre mí.
Matilde vuelve la cabeza para mirarle. Sus ojos verdes brillan con expectación, mirándola fijamente mientras una pequeña sonrisa comienza a aparecer en sus labios. Joder. Está totalmente perdida, perdida por él.
- Lo haría, por supuesto que lo haría. Pero creo que se me han acabado las cosas que no me gustan de ti.
De pronto el aire se tensa. Casi puede notarse el hilo invisible, tan tirante entre ambos, que ante el más mínimo movimiento en falso, ante el más mínimo comentario fuera de su tácito acuerdo, amenaza con romperse y no ser capaz de repararse.
- Matilde...
Pero lo cierto es que ni siquiera sabe lo que quiere decir. Quiere decirle que lo deje, que vale ya de bromas y comentarios sobre él, que no tienen ninguna gracia, que tan sólo le humillan. Quiere decir que están bien así, que no quiere volver atrás. O quizás no. Quizás quiera decirle que, simplemente, la echa de menos.
- Matilde, yo… —Intenta, pero las palabras se atascan en su garganta, negándose a salir.




Pepita Pérez

It's a big enough umbrella but it's always me that ends up getting wet

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