-
¡Matilde!
Mierda.
Habría reconocido esa voz en cualquier lugar. Escucho el sonido de
una silla moverse enfrente de mi. Cierro el libro con fuerza y lo
dejo sobre la mesa.
-
¿Qué quieres, Javier? Y habla bajo, por si no te has enterado
estamos en la biblioteca.
-
¿Te he dicho ya que te pones preciosa cuando te enfadas?
-
¿Qué quieres? - digo con seriedad mirándolo fijamente.
-
¡Ah, sí! - susurra mientra busca algo en los bolsillos de la
chaqueta. - Mira... He hecho una lista de los nombres que podemos
poner a nuestros futuros hijos.
-
¿Desde cuando tú y yo vamos a tener hijos?
-
Desde siempre. Once en concreto.
-¿Estás
insinuando que voy a tener once hijos? - pregunto con rabia.
-
Claro, para nuestro equipo de fútbol personal, querida.
-
Nada de querida. Además, ¿en un equipo de fútbol no hay cinco
jugadores?
-
En fútbol sala si. Además, tiene que haber suplentes. ¿Qué
pasaría si uno se lesionara?
-
Escúchame, Javier - me enderezo en la silla. No estaba dispuesta a
escuchar tonterías. - . No te voy a contestar porque no quiero armar
ningún espectáculo aquí. Dime rápido tus estúpidos nombres,
cuando antes terminemos antes te perderé de vista...
-
Me ofendes... Venga, vamos allá. ¿Te gusta Juan? Le podríamos
llamar Jhonny, en tono cariñoso.
-
Estás de coña, ¿verdad? ¡Cómo voy a llamar a mi hijo Jhonny!
Tacha
el primer nombre de la lista resignado.
-
¿Berta para una de las niñas? —pregunta con las cejas alzadas.
Niego
con la cabeza, él sigue tachando.
-
Iré un poco más rápido —dice moviendo el lápiz entre sus dedos.
-
Por favor. - digo haciéndome una coleta que recoge mi cabello. Esto
es desesperante... ¿Es que acaso no puede decir ni uno medio normal?
-
Bien... ¿Roberto, Tomás, Maite, Agustín, Leonor?
-
No quiero imaginar lo que estabas haciendo mientras escribías esos
nombres - digo poniendo los ojos en blanco por unos instantes.
-
Será mejor que no lo sepas - dice mientras guiña un ojo
descaradamente para después tachar todos los nombres. - ¿Alfonso,
Fernando, Lucía...? ¡Javier! ¡Al menos el primero se llamará
Javier! - dice mirándome con ojos suplicantes.
Me
acerco a él hasta quedar a centímetros de su rostro. Espero unos
segundos. Su rostro es épico.
-
No.
-
Está bien. ¿Quieres guerra? Ahora mismo la tendrás. Y te
restregaré por la cara que puedo elegir buenos nombres. ¿Lista? -pregunta con una ceja alzada y con una sonrisa.
-
Lista - digo decidida.
-
Miguel.
-
Miguel - repito pensativa. Me gusta - . Miguel. Mi-guel. Miiii-guel.
-
Te gusta. - dice con una expresión que expresa completo triunfo.
Veo
que se levanta de la silla y guarda la lista en su bolsillo. Se gira
lentamente para mirarme con una sonrisa.
-
Bien, nuestro primer hijo se llamará Miguel. Ya pensaremos los de
los demás.
Se
acerca a mi oído y aparta un mechón de pelo que lo cubre.
-
Por cierto, no me has negado lo de tener hijos. Ya sabes lo que
quiere decir eso princesa.
Pépita
Pérez.
Victoria.
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