viernes, 27 de diciembre de 2013

Reflexiones posmodernas.

El concepto de anominia se puede aplicar muy bien a las conductas sociales actuales. La anominia es, literalmente, la ausencia de normas que aparece en periodos de cambio histórico, en contextos de crisis y de rupturas con los modelos. La anominia se expresa mediante manifestaciones de desorden que reflejan una crisis de valores: el sistema normativo que se hereda – como podemos ver, no es posible la originalidad en el ser humano – todavía no ha sido sustituido por uno nuevo. De ahí la aparición de nuevas pautas de comportamiento que cuestionan la legitimidad de las reglas sociales y que se traducen en manifestaciones violentas y destructivas.
La anominia, como bien afirma Gérard Imbert, “indica una ruptura de la solidaridad, una desaparición de los puntos de referencia que se traduce en una crisis de identidad en el individuo”. La anominia es una respuesta desesperada a una situación de mutación que puede desembocar en la práctica de autoexclusiones, simbólicas o físicas. Durkheim habla de carencias de fuerzas colectivas.
La anominia trae consigo una suspensión de la responsabilidad social y de los códigos relacionales. El sujeto anómico vive al margen de los derechos y los deberes, ajeno a toda idea de contrato (de algo que lo implique en la relación con el otro). Es, a menudo, un sujeto que se deja llevar por aquello que podriamos llamar pulsiones, que no pasiones. Es un sujeto que no tiene conciencia de lo público porque ha perdido el sentimiento de pertenencia a la comunidad. Es un sujeto bordeline, que vive en los bordes y en los límites, caracterizado por una inestabilidad emocional, propenso a cambios de estado.
Cuando los bordes se difuminan, prima lo inmediato, la relación puntual y efímera con el otro. Es lo que Bauman llama relaciones líquidas, relaciones de quita y pon. Se diluye entonces la idea de compromiso en el sentido sartriano de la palabra, de compromiso político, de proyecto de cambio. Este descompromiso se traduce en una crisis de los fines, vinculada con la pérdida del sentido de la totalidad y de la continuidad. ¿Dónde empieza el tú y termina el yo?


Pepita Pérez

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