martes, 10 de diciembre de 2013

Diarios, de Alejandra Pizarnik.

A veces me pregunto si mi enorme sufrimiento no es una defensa contra el hastío. Cuando sufro no me aburro, cuando sufro vivo intensamente y mi vida es interesante, llena de emociones y peripecias. En verdad, sólo vivo cuando sufro, es mi manera de vivir. Pero algo en mí que no quiere sufrir. Algo quisiera observar y callar, analizar y tomar nota (la novelista que llevo dentro y de cuando en cuando se decide a escribir). La consideración de mi vida me da vértigos. Me veo en el pasado, me imagino en el futuro y todo comienza a girar. Y todo es demasiado grande, inabarcable. Tal vez yo soy demasiado pobre para poder aceptar y contener todo lo que he vivido y sufrido.
Una sola cosa sé: mi problema esencial es con la gente, con lo otros. Y todo es muy sencillo: si los otros me sonríen soy feliz. Si me miran con hostilidad sufro como un personaje de tragedia griega. Pero no es tan simple: también hay una que soy yo a la que le importa absolutamente nada los otros, hay alguien que se encoje de hombros ante los otros y lo que puedan pensar o hacer”.  

- ¿Ya has terminado de leerlo? ¿Qué te parece?
- Creo que Alejandra habla muy bien de ti.

Pepita Pérez.
Asustada.

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